martes, 23 de noviembre de 2010

Esperanza. Lección de coraje.

Jacmel es una ciudad costera del sur de Haití. Tres meses después del terremoto, en abril, se volvieron a abrir las puertas de los colegios. Desde entonces, los niños, cada mañana, se vuelven a vestir sus uniformes rosas, verdes, azules o amarillos, las madres se esmeran en peinar a sus hijas con moñitos decorados con gomas de colores y les preparan la comida de mediodía. Una rutina familiar que aporta cierto sentimiento de normalidad después de meses de desolación, de angustia, de vivir inmersos en una especie de pesadilla. Como un anuncio de tiempos mejores, cada mañana, hacia las siete, multitud de niños se encaminan en fila, a los lados de las carreteras, hacia la escuela. Algunos recorren muchos kilómetros.

La educación es un derecho de todos los niños del mundo, pero en una emergencia como la de Haití es, además, una forma de ayudar a los más pequeños a normalizar su situación, un apoyo vital para superar el trauma. Los profesores utilizan métodos psicoterapéuticos con ellos, como pedirles que hagan un dibujo sobre el terremoto. Es habitual que algunos, sobre todo los más mayores, lloren mientras dibujan o directamente sean incapaces de hacerlo.

Entre los niños que se han reincorporado a la escuela está Jeanne Françoise Daphnée, una pequeña que vive en el campo de desplazados de Petionville Golf Club, en Puerto Príncipe. Lo que antiguamente era el campo de golf por el que paseaban las clases altas haitianas se convirtió después del terremoto en un gran campo de desplazados. «Estoy muy contenta de que vuelva a haber clases. Soy buena estudiante. Yo creo que algún día terminaré mis estudios. Me gustaría ser médico. Cuando cobre un salario, lo compartiré con los huérfanos, necesitan mucha ayuda. También me gustaría casarme y tener dos hijos.»

La escuela aporta a los niños haitianos esperanza en un futuro mejor y también protección, estabilidad y servicios básicos, como acceso a agua y saneamiento; algo especialmente importante en Haití, país en el que ya antes del terremoto el 55 por ciento de los niños en edad escolar no iba a la escuela, entre otras cosas porque la educación es en su mayoría un 80 por ciento privada. Pocos pueden permitírsela. Unicef ha traído la «escuela en una maleta», una gran caja de metal que contiene material para un maestro y 80 alumnos, para que las clases no se paralicen por falta de material. También se ha ocupado de instalar grandes carpas que funcionan como estructuras temporales en los casos en los que las escuelas se hayan destruido , de la valoración por parte de un equipo de ingenieros del estado de las 4.992 escuelas afectadas por el terremoto y de la construcción de escuelas semipermanentes.

Los problemas del país no terminan con el terremoto: recientemente, en Haití ha habido un brote de cólera y la tormenta Tomás está dificultando el día a día de los campos de desplazados. «Mi tienda de campaña se ha inundado bastantes veces», dice Christopher Jean-Felix, de ocho años. «Cuando llueve, todo se moja, también mi ropa. No puedo dormir cuando hay tormenta.» Para Christopher, como para el resto de los niños del campo, la escuela es mucho más que una clase, es un refugio.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Pastillas contra el dolor ajeno


La organización médico-humanitaria Médicos Sin Fronteras presenta la campaña Pastillas contra el dolor ajeno, una ambiciosa iniciativa solidaria que quiere animar a todos los españoles a combatir la problemática de las enfermedades olvidadas como el kala azar, Chagas, la enfermedad del sueño, la tuberculosis, la malaria o el sida infantil.

Las 'Pastillas contra el dolor ajeno' se venderán en las farmacias en cajas de seis comprimidos (uno por cada patología 'olvidada') y por tan sólo un euro. Toda la recaudación irá destinada precisamente al tratamiento de estas lacras del Tercer Mundo. El objetivo de MSF es que estas cajitas simbólicas se conviertan pronto en el medicamento más vendido de España, para lo que cuentan con el apoyo y la complicidad solidaria de los farmacéuticos, distribuidores y la sociedad civil en general.

Pastillas contra el dolor ajeno es un proyecto de sensibilización y, también, un nuevo símbolo de ayuda. Para que el proyecto tenga el éxito esperado, MSF cuenta con la inestimable ayuda de personalidades como el director de cine Luis García Berlanga, los futbolistas Andrés Iniesta y Xabi Alonso, el cantante Alejandro Sanz, el escritor y periodista Juan José Millás, la deportista de montaña Edurne Pasabán, el humorista, presentador y productor de TV Andreu Buenafuente, la actriz Pilar Bardem, el cocinero Ferrán Adrià, el escritor y divulgador científico Eduard Punset, el cantante Pau Donés, el actor Fernando Tejero, la actriz y presentadora de televisión Cayetana Guillén Cuervo, el periodista y presentador de radio y TV Manel Fuentes, el grupo de música Estopa y la actriz de teatro Núria Espert. Además, entidades como FARMAMUNDI, los Colegios Oficiales de Farmacéuticos y las principales empresas de distribución del sector en España también han apoyado la campaña.

Más información en www.pastillascontraeldolorajeno.com

viernes, 12 de noviembre de 2010

Premio Nobel en arresto domiciliario

[Fuente: El Mundo]

Aung San Suu Kyi, conocida simplemente como La Dama por los birmanos y como la Mandela de Asia fuera del país, está a punto de recobrar la libertad. La orden ha sido firmada la víspera de que expiré su último arresto domiciliario. Sus seguidores esperan que pueda abandonar este sábado la casa donde se encuentra incomunicada en Rangún, la principal ciudad del país.

La dictadura militar que dirige con mano de hierro Birmania desde hace cinco décadas ha decidido acabar con la detención de Suu Kyi después de atribuirse una aplastante victoria en las elecciones celebradas el pasado siete de noviembre, dentro de un supuesto proceso de democratización descrito como "una farsa" por la comunidad internacional.

 

La hija del padre de la nación y héroe nacional Aung San tiene 65 años y su salud se ha debilitado en estos años, según su médico personal. En las últimas horas se había negado a ser liberada con las restricciones que pretendía el régimen y que incluían la imposibilidad de hablar a la prensa extranjera o abandonar Rangún. "Sólo saldrá si es de forma incondicional", decía su portavoz y abogado, Nyan Win.

La intención de Suu Kyi es retomar su actividad política cuanto antes a pesar de que su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND), ha sido ilegalizado y gran parte de sus colaboradores continúan en prisión. Al menos otros 2.000 presos políticos siguen encarcelados en manos de uno de los regímenes más represores del mundo.

La opositora birmana ha pasado 15 de los 21 últimos años bajo arresto domiciliario después de que regresara a su país en 1988 para liderar la resistencia contra la dictadura. Tras presenciar cómo los tanques aplastaban a miles de estudiantes en las calles de la capital, en agosto de ese año, La Dama anunció ante cientos de miles de seguidores que jamás descansaría hasta lograr la democracia para su país.

En la sede del LND, jóvenes seguidores de la Nobel de la Paz preparaban carteles de bienvenida. Las fuerzas armadas han reforzado la seguridad en toda la ciudad, conscientes de que Suu Kyi mantiene su poder de convocatoria en un pueblo que la idolatra. Fue precisamente el fervor que la opositora despertó tras su última liberación en 2002 lo que llevó a su última detención. Los generales temieron un levantamiento contra su gobierno al ver que miles de personas seguían su caravana por todo el país.

Lo impredecible del régimen ha llevado a miembros del NLD a no querer confirmar la liberación todavía, prefiriendo esperar a que se materialice mañana, día en que expira su último periodo de detención. "No existe ninguna ley que permita su detención un día más", decía su abogado Nyan Win.