Alberto Lafuente, anestesista de la Clínica Universidad de Navarra y voluntario en Haití. Con esta es la quinta catástrofe internacional, tras las de Pakistán, Afganistán y el sunami de Indonesia, a la que acude como voluntario el doctor Lafuente.
Jornadas de trabajo agotadoras de 12 horas, comidas de trámite, el fuerte calor y la precariedad de la situación general, hace que el personal destacado en Haití empiece a notar el cansancio. Sin embargo, en todo momento, el doctor Lafuente se muestra positivo y subraya que “merece la pena el esfuerzo que estamos haciendo por toda esta gente. Si no somos capaces de dar un poco de nosotros para la población de Haití, que está sufriendo de esta manera, no tiene mucha razón de ser haber hecho una carrera como la de Medicina, ni muchas otras cosas”.
Suministros, seguridad y patologías
Tras cinco días de estancia en la capital haitiana de Puerto Príncipe, Alberto Lafuente comenta que para las fuerzas de ayuda humanitaria los suministros de agua, luz y las comunicaciones están solucionados, si bien para la población el abastecimiento está siendo más escaso. “Poco a poco se está intentando que lleguen los suministros básicos a toda la población, aunque está costando, porque este país, realmente, ha quedado desestructurado, además de la situación de base anterior al terremoto, que era de absoluta pobreza”, describe Lafuente.
La asistencia médica española, según indicó Lafuente, se ha concentrado en uno de los tres hospitales que han quedado en pie, de los diez existentes antes del terremoto. El anestesista destaca que el contingente español fue uno de los primeros en llegar, tan sólo después del americano. En estos cinco días, han acondicionado el interior del hospital, donde han instalado un quirófano con los medios materiales que han trasladado desde España y donde operan desde el primer día de su llegada.
Allí, las patologías más frecuentes que deben tratar son “con mucho, traumatismos abiertos y muy infectados, en algunos casos incluso con gusanos, debido a la avanzada fase de putrefacción que presentan”. En estos casos, “lo que estamos haciendo es amputar el miembro afectado, poner antibióticos e intentar que la infección no se agrave y llegue a una sepsis”, indica. Además, el doctor Lafuente destaca de su asistencia la atención de cesáreas, “ya que, debido al estrés, y a pesar de la situación, aquí están naciendo niños”.
La de Haití es la quinta catástrofe a la que acude como voluntario para prestar su ayuda Alberto Lafuente Jiménez, anestesista de la Clínica Universidad de Navarra y miembro de DYA. Las anteriores fueron el desastre bélico de Afganistán, así como los causados por los terremotos de Pakistán (octubre de 2005), y los dos de Indonesia (el sunami de junio de 2006 y el terremoto de septiembre de 2009). A pesar de su experiencia, la situación en Haití no ha dejado de impresionarle: “Puedo decir que ha sido lo más fuerte que he visto en mi vida (...) Realmente es lo más dantesco que he visto, aunque yo creo que los integrantes del contingente que hemos venido desde España lo estamos llevando muy bien. Con mucha dignidad”, aseguraba de madrugada Alberto Lafuente.
Jornadas de trabajo agotadoras de 12 horas, comidas de trámite, el fuerte calor y la precariedad de la situación general, hace que el personal destacado en Haití empiece a notar el cansancio. Sin embargo, en todo momento, el doctor Lafuente se muestra positivo y subraya que “merece la pena el esfuerzo que estamos haciendo por toda esta gente. Si no somos capaces de dar un poco de nosotros para la población de Haití, que está sufriendo de esta manera, no tiene mucha razón de ser haber hecho una carrera como la de Medicina, ni muchas otras cosas”.
Suministros, seguridad y patologías
Tras cinco días de estancia en la capital haitiana de Puerto Príncipe, Alberto Lafuente comenta que para las fuerzas de ayuda humanitaria los suministros de agua, luz y las comunicaciones están solucionados, si bien para la población el abastecimiento está siendo más escaso. “Poco a poco se está intentando que lleguen los suministros básicos a toda la población, aunque está costando, porque este país, realmente, ha quedado desestructurado, además de la situación de base anterior al terremoto, que era de absoluta pobreza”, describe Lafuente.
Sin embargo, el médico quiso trasladar un mensaje positivo y tranquilizar a las familias de todos los voluntarios españoles que trabajan actualmente en Haití: “Aquí estamos mucha gente ayudando y estamos muy bien y muy animados. Estamos muy contentos del trabajo que estamos haciendo”, subrayó. En cuanto a la seguridad de los voluntarios aseguró que, “nosotros no sentimos la sensación de inseguridad, ya que contamos con las medidas de seguridad obvias en países en una situación como esta, con la protección en todo momento de las fuerzas de la ONU”.
La asistencia médica española, según indicó Lafuente, se ha concentrado en uno de los tres hospitales que han quedado en pie, de los diez existentes antes del terremoto. El anestesista destaca que el contingente español fue uno de los primeros en llegar, tan sólo después del americano. En estos cinco días, han acondicionado el interior del hospital, donde han instalado un quirófano con los medios materiales que han trasladado desde España y donde operan desde el primer día de su llegada.
Allí, las patologías más frecuentes que deben tratar son “con mucho, traumatismos abiertos y muy infectados, en algunos casos incluso con gusanos, debido a la avanzada fase de putrefacción que presentan”. En estos casos, “lo que estamos haciendo es amputar el miembro afectado, poner antibióticos e intentar que la infección no se agrave y llegue a una sepsis”, indica. Además, el doctor Lafuente destaca de su asistencia la atención de cesáreas, “ya que, debido al estrés, y a pesar de la situación, aquí están naciendo niños”.
El anestesista de la Clínica Universidad de Navarra agradece también la solidaridad de los españoles con el pueblo haitiano y destaca que la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo), dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores, como estandarte de toda la ayuda española “está haciendo un trabajo inmejorable. A la cabeza tenemos a Pablo Yuste que está aquí todos los días, animando, organizando y coordinando todo de forma muy rápida”.
1 comentarios:
Jo, me parece que gente asi vale un montón, tienen su carrera y trabajo y van, con su saber a ayudar a los pobres, de forma voluntaria. Gente capaz de levantarse del asiento e ir alli el tiempo que le necesiten a ayudar, todos deberíamos hacer algo por esa gente, aunque sea un pequeño donativo, gracias por el blog!!que hace que nos movilicemos para hacer cosas por los demas!
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