La elevada tasa de desempleo actual en España, que ronda los 4,1 millones, ha tenido entre sus múltiples y devastadoras consecuencias una positiva: cada vez más parados deciden colaborar con organizaciones sin ánimo de lucro, según la Plataforma de Voluntariado de España. Es el caso de dos madrileñas en paro, María Teresa y Teresa quienes, además de compartir nombre y ciudad, también tienen en común el interés por la acción social. Por ello ambas decidieron unirse a sendas asociaciones, y sus respectivas experiencias han sido muy gratas.
María Teresa desempeñaba una labor en un despacho de abogados hasta que se quedó en paro a finales de septiembre. Apenas un mes después, decidió empezar a colaborar con la Asociación Marillac, promovida por las Hijas de la Caridad del colegio al que va su hija y al que ella misma fue en su infancia. El centro creó este mismo año una línea de voluntariado para profesores, alumnos y padres y ella no dudó en apuntarse, en concreto, al taller de alfabetización para adultos, con una edad de entre 40 y 50 años. "Lo que más me ha sorprendido es cómo te aceptan ellos a ti. Desde el primer momento sientes que te cogen muchísimo cariño, que te valoran un montón...", explica María Teresa. Su experiencia ha sido buena: "para mí es algo muy gratificante, y ahora que tengo tiempo lo dedico a ello". Además afirma que a nivel de voluntariado cuentan con bastante ayuda: "la gente se implica mucho".
'Enriquecimiento personal'
Por su parte, Teresa colabora con personas sin hogar en el Centro 'El Rincón del Encuentro', que pertenece a la Fundación RAIS (Red de Apoyo a la Integración Sociolaboral). Siempre estuvo muy atraída por el voluntariado social, pero no tenía tiempo para desempeñar una actividad en ese campo. Al quedarse en paro este verano decidió unirse a la Fundación, que conocía por un amigo, porque le interesaba mucho el colectivo de los sin hogar: "son los olvidados de la sociedad".
Teresa sabe que cualquiera puede acabar en el lugar de la gente a la que ayuda: "son personas con unas vidas totalmente normales que por circunstancias se han visto en esa situación, pero muchos tienen grandes características personales. Con el contacto con ellos se te caen todos los prejuicios, y obtienes un gran enriquecimiento personal".
Su labor como voluntaria le ha servido para "ampliar miras", y recomienda encarecidamente seguir su ejemplo porque "pones los pies en la tierra y te das cuenta de que existen otras realidades". Sólo lamenta que la falta de recursos económicos de su organización, como de tantas otras, esté obligando a que se cancelen determinados programas por la falta de subvenciones.
Ambas mujeres coinciden en otro punto más: seguirían colaborando como voluntarias aunque encontraran empleo. "Es algo que pienso muchas veces. Sé que me daría mucha pena dejarlo, así que intentaría compaginarlo", dice María Teresa. "Ojalá consiga un trabajo que me permita compatibilizarlo con el voluntariado", desea Teresa.
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